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lunes, 21 de febrero de 2011

TAREA 14

Por la avenida lánguida   1
El viento ronronea
Estremecido                                                                                    

Y el sol se desespereza

Sobre la rama
Florecida de pájaros
ha posado su vuelo tu palabra última

Y tu mirada
Tiembla bajo mis párpados

2

Prole gentil del céfiro y la aurora, 
nacida con el don de la belleza; 
gracias con que la gran naturaleza 
ríe, y su augusta majestad decora 

3

Es tan fuerte las palabras con tú mirada que mi corazón se destroza.
Es tan fuerte tú indiferencia que mis ojos lloran.
Te hablo y no me contestas te observo y tus ojos se cierran, tus brazos se cruzan y no comprendo por que no me respondes. ¡Oh que pesar! observar que te cambias y te preparas para la gran separación y tú indiferencia continua y tú boca no me responde. 

4

¿A dónde fuiste, Amor; a dónde fuiste?
Se extinguió del poniente el manso fuego,
y tú que me decías: «hasta luego,
volveré por la noche»... ¡no volviste! 


  5
Un silencio de aire, luz y cielo.
En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba    
el crecimiento de las yerbas. 


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